Lo cierto es que el desafío global es la adaptación al cambio, la capacidad de la humanidad para coordinar acciones que nos permitan tener una calidad de vida digna en los años venideros. Un estilo de vida sostenible.
En este nuevo ciclo se pondrá a prueba todas nuestras fortalezas, habilidades, competencias y nuestra caja de herramientas. Por tanto debemos potencializar nuestras cualidades y controlar nuestras debilidades para convertirlas en fortalezas.
Será necesario no sólo el conocimiento de científicos, economistas, sociólogos y muchas más ramas del conocimiento interactuando de forma interdisciplinaria, puesto que el desafío es más que material, es sicológico. Es una oportunidad para la riqueza espiritual. La constante amenaza de la inestabilidad financiera, ambiental, seguridad y paz, generan ansiedad y conflicto. Necesitaremos líderes, negociadores, gestores de conflictos-mediación, resolución y administración de conflictos-, pero principalmente fe, mucha fe.
La fortaleza, prudencia y temple, harán la diferencia entre quienes asuman el desafío de los nuevos y acelerados tiempos.
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